Textos Casuales

Calipso y Odiseo

La Navidad es una obviedad que se precipita motorizada por la iniciativa privada, que termina arrastrando a la pública.

Este año, por segunda vez, convive con la pandemia mutada. Esta mezcla tan intensa y tan compleja de Navidad y Pandemia, de confinamientos y de restricciones de sentido común frente a la orgía de distracciones y su escaparate de libertades, me impulsa a crear distancia acerca de los gustos y disgustos de la Navidad, y a acercarme a la fiesta aportando un texto de La Odisea, esa obra literaria y mítica que funda la cultura occidental, además de ser un  monumento fantástico de extrema belleza.

Selecciono un fragmento del dialogo entre la diosa Calipso y Odiseo en el Canto Quinto.

“una vez que se hubieron saciado de comida y de bebida, comenzó la charla Calipso, la divina entre las diosas:

Hijo de Laertes, de divino linaje,

Odiseo, fecundo en ardides,

 ¿con que ahora, ya enseguida, 

quieres marcharte a tu querida tierra patria?

Marcha, pues, pese a todo, en buena hora.

Mas si supieras 

cuánta tristeza te deparará el destino

antes de regresar a tu tierra patria, 

te quedarías aquí,

conmigo,

aunque estés, de veras, deseoso de ver a tu esposa

a la que anhelas de continuo todos los días.

Yo, en verdad, me jacto, de que no soy inferior a ella,

ni en el físico ni en belleza,

 porque de ningún modo es normal

que las mortales rivalicen en figura y belleza

con las diosas inmortales.

Contestándole a ella le dijo el muy astuto Odiseo:

Diosa soberana,

 no te enfurezcas conmigo por eso,

 que sé muy bien cuán inferior te es la discreta Penélope

en belleza y en prestancia,

siendo ella mortal, y tú, inmortal e inmune a la vejez.

Pero aun así

 quiero y anhelo todos los días llegar a mi casa

 y conocer el día del regreso.

Si alguno de los dioses me ataca de nuevo en la

vinosa alta mar, lo soportaré con un corazón sufridor

en mi pecho. Pues ya muy numerosos pesares pené y

aguanté en medio de las olas y de la guerra.

 Que ahora se añada éste a aquéllos”

¡!Oh, ese “Pero aun así” !!

ese  ¡! pero, a pesar, de todo!!,

… aun siendo tú, Diosa, la que me propones quedarme a tu lado…

quiero, y anhelo, seguir mi camino…

Este “quiero y este anhelo”,

este preferir,

esta capacidad de añadir las penalidades y riesgos del regreso a  aquellos otros en medio de olas y de guerras…

es la actitud esencial que funda la Moral,

la nuestra,

en tanto que personas y en tanto que sociedad.

Allí,

en ese lugar de la Odisea,

se inició la grandeza de la aventura humana.

Quizá por eso hace muchos, muchísimos años que no me olvido de esta expresión tan enorme “pero aun así”, prueba del poder propositivo del hombre sobre el mundo,

en este pasaje que se me quedó grabado y regrabado en varias lecturas,

que tan aplicable resulta en cualquier tiempo,

como este de ahora,

centrado en la eficiencia

y en criterios tecno//cráticos y tecno//financieros, más propios de las máquinas que de las personas,

que vamos siendo reducidas a la mínima expresión psíquica, pues…, 

aun así, nos vamos a resistir a mantener la alegría de vivir,

para que el desarrollo de las máquinas no quede por encima del desarrollo de las personas.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.