31 de marzo, viernes
Sakura.-
Un día como hoy de 2001 aterrizábamos en el aeropuerto internacional de Narita, fecha que habíamos elegido para ver el acontecimiento de la floración de los cerezos en Japón.
Desde entonces me acompaña la palabra “sakura”: el cerezo, su floración, su ornamentalidad,
sus flores que caen,
que saben que lo tienen que hacer,
que desaparecerán volando al impulso de la más leve brisa,
después de toda una vida de ocho días y, a la vez, de toda una eternidad.
También en la Comunidad Valenciana florecen los cerezos por estas mismas fechas, en los valles de La Gallinera, de Laguar, de Ebo.
Sé que dentro de tres o cuatro días los cerezos en flor cubrirán los campos y las montañas que rodean el pueblecito de Benissivá, y allí volveremos, para contemplar esta visión de la naturaleza, para respirar sus aromas, para acercarnos a alguno de los cerezos y jugar a desaparecer entre sus flores, para leer la prensa del día sentados en el bar de la plaza de este pueblo de nombre tan árabe que mira a sus montañas, para volver a pasar por ese inmenso recorrido de naturaleza que hay en los kilómetros de bosque a partir de L’Atzsuvia.
1 de abril, sábado
El saxofón y la ciudad de Dinant.-
Recientemente, asistí en El Almudín a un concierto en el que el gran protagonista fue el saxofón,
cuatro saxofones con diferentes timbres: soprano, alto, tenor y barítono.
Uno de los cuartetos que tocó el grupo Synthese, el del japonés Nagao, tiene estos cuatro movimientos: “perder, buscar, aspirar, encontrar”, lo que me resultó asombroso esta manera de llamar a los movimientos musicales. Y un hallazgo.
Pronto supe que este instrumento fue inventado hace casi dos siglos y que, por lo tanto, Bach no pudo componer ninguna obra pensando en él ni Magdalena pudo disfrutarla. Y pronto he sabido que fue Adolphe Sax quien inventó este instrumento tan asociado hoy al jazz.
Repasando la biografía del inventor, me entero que nació en Dinant, ciudad belga donde se habla francés, y en la que nunca había reparado. Aquí está la casa natal del músico convertida en Museo, con un banco de bronce en frente del portal, y una escultura sedente también de bronce, con un saxofón sobre sus rodillas del mismo metal.
De la mano del saxofón, pues, he llegado hasta esta pequeña ciudad de Dinant que he descubierto como bellísima, construida en las orillas del río Mossa, a la que miro y contemplo desde mi habitación, través de esta pantalla mágica que me acerca de manera intensa el mundo que decido ver. Destaca una Colegiata gótica que está a orilla del río y en la base del acantilado, pero me va que, observando la presencia del saxofón en toda la ciudad, durará tanto tiempo como tiempo le espera a la Catedral y a su acantilado.
Paso un rato mirando la ciudad encajonada entre el río y la montaña, a la que he llegado por la casualidad de haber oído un concierto de saxofones.
No me resisto a subirme en uno de los barcos de pasajeros que me lleva por el Mossa, este río ancho que discurre mansamente por Francia, por Bélgica, por los Países Bajos, hasta que llega al mar del Norte en donde, majestuosamente, la gran masa de agua dulce se diluye, tan callando,
en el contacto con el agua del océano, salada y agitada,
hasta hacerse minúsculo,
hasta desaparecer,
en medio de una nube de burbujas que pone niebla a la vida ya pasada.
2 de abril, domingo
Un verso, ¿sí o no?.-
¿Quién si yo gritase me oiría desde la esfera de los ángeles?
Si uno lee por casualidad este arranque de la primera Elegía de Duino, quizá ya no olvide nunca este verso, pero, si lo lee después de haber pasado de prisa por toda la Elegía…, quizá no vuelva ya a recordarlo.
3 de abril, lunes
Un despilfarro emocional.-
Pocos y pocas dicen la edad que tienen, y, si lo hacen, la disminuyen. Me pregunto por la profunda razón que asiste a las personas para cargar con la ficción de tener menor edad de la que tienen, de ser jóvenes siendo realmente viejos. ¡El colmo, vamos, del despilfarro emocional!
4 de abril, martes
La colaboración de la primavera.-
Me gustaría decir que la esperanza de poder ayudarnos a nosotros mismos con la ayuda de la primavera sigue siendo razonable, tan rica ella, la primavera, en posibilidades.