27 de enero, viernes
“
El salva vidas de “tener miedo”.-
Estamos asustados,
dice Heinz Bude, en su libro Sociedad del miedo, en la que, dice, no nos sentimos resguardados ni políticamente representados.
Cuando el miedo nos toma y se apodera de nosotros hay que hacer algo,
dice Rilke, en Los Apuntes de Malte Laurids Brigge.
Tener miedo no es nada superfluo: nos enseña qué es lo que nos está sucediendo: lo que la gente siente, lo que es importante para la gente, lo que no lo es, lo que espera, lo que nos desespera.
Lo malo es sufrir la amenaza, no experimentar miedos, y, en consecuencia, no hacer nada.
28 de enero, sábado
Crisis institucional.-
Hay dos formas de mantener en pie las instituciones: la violencia (coacción, presión, temor, manipulación, engaño…) y el consentimiento racional de las partes implicadas.
Si no hay acuerdo de las partes implicadas, y si ninguna de las partes implicadas puede imponerse por la fuerza…tenemos una crisis institucional, la que tenemos, por ejemplo, en la renovación del Consejo General del Poder Judicial y, hasta hace muy poco, en el Tribunal Constitucional.
Me gustaría que las “partes implicadas” percibiesen una amenaza, sintieran miedo y saliesen a la acción de concordar.
29 de enero, domingo
Redefinición de “líder”.-
Líder es aquella persona que,
frente a necesidades nuevas,
es capaz de dar una respuesta todavía no prevista y, sin embargo, aceptada como válida por las personas a las que afecta.
Es ejerce poder “para”, no poder “sobre”. Tener poder no es quitárselo a los otros, es dárselo.
30 de enero, lunes
Arthur Rimbaud.-
Hace pocos años me compré la obra completa de Arthur Rimbaud. De él solo tenía referencias a través de autores que lo citaban, pero suficientes como para tener ganas de vérmelas directamente con él.
La muy cuidada edición del libro invitaba a que lo quisiera comprar.
En la cubierta, un retrato del poeta, en 1871, con dieciséis años (mi nieto Jorge ya es un año mayor que él). Lo compré como si se tratase de un regalo que me hacía a mí mismo, independientemente de mis fuerzas para acercarme a comprender ese rostro enigmático, visionario, triste, furioso, trastornado, mezcla extraña de niño de adulto y de genio a la vez, sin yo saber si querría, o podría, internarme con él “una temporada en el infierno”, o en sus “Iluminaciones”, o en su correspondencia, o en su amor por los hexámetros…
Sigo teniendo la sensación de lo mucho que acerté con este regalo.
Sigo lejos el poeta, aunque tenga cerca el libro, y algunas proximidades, como ésta:
El 15 de mayo de 1871, desde Charleville, le escribió una carta a Paul Demeny en la que dice: “porque Yo es otro”: enérgica expresión del encuentro con la alteridad,
y afirmación llena de sugerencias acerca de
cómo encontrar al otro para comprenderlo,
al otro que está en el otro
y al otro que está en uno mismo.
Sin confrontar-nos con la alteridad, ¿cómo poder saber quiénes somos y dónde estamos?
En fin, son muchas y variadas las historias con los libros que guarda una biblioteca.
Afortunadamente, tengo esta habitación que guarda mis propias historias: unos más, otros menos…me ayudan a ser mejor: son mis amigos.
31 de enero, martes
Silencios que claman.-
A primeros de año apareció en el diario Levante una extensa Laudatio en homenaje a una muy buena profesional valenciana. El autor, que tanto sabía de los puestos y servicios desempeñados por la fallecida, no pensó en señalar que a los 70 años se vio obligada a dejarse internar en una Residencia, y allí estuvo hasta los 83 en que falleció, es decir, estuvo hasta siempre. Debió pensar el Laudator que vivir en una Residencia es como no existir, que nada de lo que se vive dentro merece ser dicho fuera, que trece años es poca cosa… Y que hasta el hecho mismo de ingresar no tiene relevancia alguna que merezca ser dicha, más bien al contrario, que lo deseable son…ingresos silenciosos y callados.
El Laudator reduce la vida de esta mujer a su profesión, a la que ejerció hasta los 68 años: sentí ira por ello, incluso rabia.
Yo la conocía mucho, y sé que su vida fue mucho más que la profesión que ejerció.