Primera Etapa

¿Qué es la política?

El tema de hoy es la pregunta. Se la hizo Aristóteles hace 2400 años y se seguirá haciendo dentro de otros 2400. ¡!Ah, los griegos!!, que supieron aunar la juventud de la fantasía con la madurez de la razón (Friedrich Schiller).

Lo hago como siempre hacemos, mediante ejercicios de reflexión, alumbrando pensamientos,

pen-sen-ti-mien-tos mejor,

que sinergizan racionalidad y cordialidad, logos y diálogo, razón y amabilidad. Permitidme que diga, como lo hacemos aquí, en skolé, bajo el estímulo recíproco de quienes habitamos en este territorio virtual de filosofía política (más que de teoría política),

a nuestro propio paso,

siguiendo nuestro agrado y deber,

buscando posibilidades de mejores experiencias colectivas,

empezando con nuestras propias fuerzas,

libres de la tiranía de la meta.

Aristóteles dio cauce a su preocupación por la política escribiendo una obra de este nombre que se compone de ocho libros, y que la valoraba como suprema ciencia práctica (ciencia de la polis, del bien común, de lo común entre humanos), a la que estaban subordinadas las otra dos ciencias prácticas, la economía (ciencia del gobierno del hogar, oikos, y la ética, ciencia que se ocupa de la felicidad individual. Como buen empirista que era Aristóteles pretendió crear eficacia en lo concreto sin renunciar por ello a lo general, desde la experiencia sin renunciar por ello a la especulación.

No es de poca importancia esta demarcación fundante del espacio de la política, que establecía una nítida separación entre la esfera de lo político (lo de todos) y la esfera de lo privado identificada en la casa familiar, y en los individuos desde su singularidad. Una consecuencia de esta demarcación es que, si convertimos la esfera privada en espacio supremo, se seguirá la progresiva desarticulación-reducción de lo público (¡en lo que ya estamos!) y, a su vez,

el aislamiento de las personas,

abandonadas a sí mismas, que no despliegan más que una mínima parte de sus capacidades,

juntas con otras pero sin hacer nada juntas,

individualidades formando un conglomerado (alienadas del mundo),

una masa,

un…..UNO,

porque les faltará el espacio político (iguales ante la ley y ante la posesión y administración de la palabra: isonomía, isegoría).

Detrás de cada UNO

se agazapa una posibilidad totalitaria;

detrás de cada pluralidad  uniformada,

masificada,

conformista:

a-ciu-da-da-na,

se agazapa un to-ta-li-ta-ris-mo.

Para hacer frente a esa deriva cada uno se debe a sí mismo el gobierno y cuidado de sí,

desde su radical libertad,

desde su emancipación moral, pues la esfera de la libertad no garantiza su uso cívico.

El hombre como animal político, dice Aristóteles.

El hombre nace solitario y se humaniza en el trato con otros humanos.

La esfera de la pluralidad humana es el espacio legítimo de la polis, de la política, donde se dan los acuerdos basados en transigencias recíprocas, como praxis de poder y de decisión.

Hoy diríamos que la pluralidad humana tiene nuevos espacios estratégicos por arriba y por abajo:

nuestra polis es, también, el mundo ( individuos plurales globalizados), y, por ello, la política debe ser, también, amor al mundo, creadora de actuares dirigidos a estabilizar convivencias de seres contingentes a través de la Gran Comunidad de Países Diversos, GCDPD, que somos;

nuestra polis es, también, espacios en las distintas esferas de la vida social y con distintos actores, que deben dar lugar a diseñar, programar y ejecutar  políticas aplicadas, imprescindibles en sociedades tan pluralistas como las nuestra, que contribuyan a impulsar, dinamizar, orientar las Políticas Públicas desde las distintas experiencias políticas de sector, tanto a nivel institucionalizado como a nivel de movimientos sociales.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.