Primera Etapa

Repetición de elecciones

La repetición de elecciones no es un fracaso de la democracia, se trata de una previsión constitucional, puesto que la Constitución provee ante situaciones de normalidad y de anormalidad.

Votar el 10 de noviembre próximo lo que ya votamos el 28 de abril representa una anormalidad, incluso un inmenso fracaso, como inmenso es el enfado ciudadano. Los votos de entonces no alcanzaron su fin, pero sirvieron para poner en evidencia que los 350 diputados elegidos en las listas de los distintos partidos políticos no fueron capaces de articular políticamente la voluntad electoral. No es un fracaso de la democracia, pero sí es un indicador del estado de salud democrática de la sociedad española.

Irresponsabilidad sería por parte de los ciudadanos diagnosticar que se trata de una repetición de lecciones, por mucho que se parezcan las papeletas electorales de noviembre con las de abril, por muy casi los mismos líderes que las encabezan.

La sociedad tiene la oportunidad de valorar la nueva convocatoria de elecciones generales desde la responsabilidad, que incluye, además de valorar programas, actitudes, historia de cada partido…, valorar, también, y mucho, lo que ha pasado en todo este tiempo que va desde el 28 de abril hasta ahora. Y todo lo relacionado con la aparición de un nuevo partido en el espacio que denominamos “izquierdas”.

Hago énfasis en la responsabilidad de la ciudadanía que reivindico, pues bien me llama la atención la insistencia de todos los políticos coincidiendo en que el pueblo ya votó, y ya votó bien, porque siempre vota bien el pueblo, lo que no quiere decir, claro me parece, que no sean siempre mejorables la opinión, el criterio y el fundamento del voto: sacralizar las conductas sociales me parecería otro gran error.

Votar es una opción.

Votar a este partido y no a otro es otra opción.

Es decir, preferencias, ejercicios de libertad, y siempre que se ejercita la libertad la secuencia inexorable es “responder” por nuestras opciones.

Queremos votar con responsabilidad porque también somos todos responsables de esta legislatura fracasada, entre otras cosas porque los políticos que nos han llevado al fracaso lo hicieron porque los habíamos elegido en las elecciones del 28 de abril.

Quienes des-responsabilizan a los ciudadanos de cuanto sucede en la política, o cuando tertulianos y profesionales de la política predican en teles y redes que los políticos son los únicos responsables de cuanto nos pasa…

no

nos tienen

en cuenta

como verdaderos sujetos políticos.

La responsabilidad política es la dignidad del sujeto político, del ciudadano: debemos reivindicarla.

Reivindicarla es reivindicar nuestra libertad,

es rebelarse contra una libertad cada vez más asistida, asistencializada por los propios políticos que cabalgan en la soberanía de los datos y subalternizan a los propios electores.

Creo que los ciudadanos no tenemos derecho a la desafección política, por muy mal que percibamos la gestión de la cosa pública; y también creo que todos debemos contribuir al florecimiento de las virtudes políticas que, por citar algunas, me referiré a las que enumeraba el gran Cicerón: auctoritas, nobilitas, dignitas, veritas, libertas, aequitas, iustitia, firmitas, laetitia, fides, pietas, humanitas. Son el planeta donde vive la democracia, pero sus niveles de contaminación la ponen en peligro, por eso necesitamos aquí, también, lucha por el cambio climático.

¿Abstención el 10 de noviembre?

Los políticos nos ne-ce-si-tan para desarrollar su competencia y su responsabilidad; nosotros a ellos, también. Sin ellos, nuestra vida colectiva y común mejoraría menos, y empeoraría, pues lo que no decide la política lo decide el dinero y esa funesta máquina de fabricación de desigualdades que no para ni de día ni de noche.

Volviendo a votar, aunque sea por sentido de Estado, podemos contribuir a que la legislatura, por fin, empiece;

a poner fin a unos Presupuestos Generales prorrogados;

a terminar con un bloqueo institucional de consecuencias sociales imprevisibles.

Aquellos a quienes vamos a votar deben saber que nuestros tiempos son de gobiernos de cooperación bajo alguna de las formas que encuadra: menos una cuestión de “si suman o no los números” y más una cuestión de racionalidad política y de compromiso público.

Además de opinar con el voto…, vamos a dar ejemplo votando en estas “nuevas” elecciones, pues hacer política es, sobre todo, ejemplaridad, la sociedad dará ejemplo de que la democracia sí funciona.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.