Primera Etapa

Aprendo a ver

En el Crátilo, Platón pone en boca de Sócrates lo siguiente:

“De esta forma: este nombre de ánthrôpos significa que los demás animales no observan ni reflexionan ni examinan nada de lo que ven; en cambio, el hombre, al tiempo que ve, también examina y razona sobre todo lo que ha visto. De aquí que solo el hombre, entre los animales, ha recibido correctamente el nombre de ánthrôpos porque examina lo que ha visto (anathrón hà ópôpe)”, (Platon, I, Gredos, página 554).

Así hablaba Platón en este Diálogo que versa sobre el lenguaje o acerca de la exactitud de los nombres de las cosas, en un intento de superar a los sofistas oponiéndose al poder de lo falso que imita el poder de lo verdadero. El camino correcto no es ir desde las palabras a las cosas sino el contrario, viajar desde la experiencia de las cosas a los nombres que las designan para poder conocer si son exactos o no. Primero ir a las cosas mismas y después hablar de ellas. No al contrario.

Al contrario sería: cambiemos las palabras, modifiquemos la retórica, redactemos argumentarios, disfracemos opiniones con ropajes de colores para que cuelen como certezas, comuniquemos mejor lo que hacemos  y… los ciudadanos verán que es bueno lo que decidimos, incluso que es lo mejor, o en el peor de los casos que es lo único posible, y…evitaremos, así, que los ciudadanos vean la realidad, evitaremos que vean lo que está pasando, ¡y lo que les pasa!:

esto es lo que cabe esperar de poderosos y privilegiados: son los modernos sofistas, piensan que su partido, su política, su democracia… son la medida de todas las cosas,

son los que defienden una persona, un voto, pero… sin opinión propia, cuando es precisamente la propia opinión,  la materia prima de la política: sabemos que una opinión no es la verdad.

Se ataca, pues, a la inteligencia del ciudadano,

se practica el distrae y vencerás,

se busca la anestesia social,

el “atontamiento” masivo (cuántas veces oímos lamentar en la calle: nos toman por tontos),

buscan la “normalización” de la gente:

es la lógica de la despolitización, que implica el deterioro de la democracia, puesto que democracia y política es lo mismo: juntos pero enfrentados.

Sea la lectura de Platón un estímulo para el “aprendo a ver”, para examinar y razonar sobre lo que vemos, para el pensamiento independiente, para crear un discurso entre pensadores (skolé).

¡Ay!, esa primerísima persona del singular del yo aprendo, yo observo, yo examino, yo reflexiono sobre la realidad política que veo y vivo, o ese giro del ser racional sobre sí mismo que se reconoce actuando:

aprendo a ver y en ello me reconozco como ser humano (ánthrôpos),

y como actor político (zoon politikón): queremos nosotros, individuos plurales en un mundo que habitamos juntos.

Me parece que la revolución que verdaderamente necesitamos es la del aprendo a ver, aprendo a pensar,

la revolución de las inteligencias: todas tan iguales en origen y en naturaleza, pero, ¡ay!, tan desiguales en su libre ejercicio y desarrollo.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.