Dietario Desde Mi Jardin

Dietario desde mi jardín - Flor de cristal

23 de junio, viernes

La Filosofía en el Colegio.-

Jorge ha finalizado el periodo escolar en el Liceo Francés.

Me acuerdo como si fuera hoy de aquel momento de hace catorce años en el que subía al autobús que le llevaría por primera vez al Colegio.

En este último año ha cursado una asignatura que se llama “Filosofía”, y me contaba que se estudia ahora por su dificultad para entenderla antes, según le había dicho el profesor.

Y hablamos de ello de manera distendida…

nieto y abuelo…

podríamos pensar que

estudiar “Filosofía” no es aprender una asignatura, sino aprender a pensar (a filosofar),

cultivando la curiosidad que anida en cada niño y a partir de su capacidad innata para hacer preguntas.

Este aprendizaje debería ser una actividad pedagógica propia de todos los profesores,

a practicar desde los cuatro años,

como una competencia propia de cada profesor en la formación humanista de los alumnos junto a la específica de cada asignatura.

 Desde pequeños aprendemos a comer, a caminar, a jugar, a hablar, cosas todas ellas que se hacen con alegría y con risa:  este es el modelo para aprender a pensar, a hacer preguntar, a tener criterio propio, a rectificar cuando nos equivocamos.

Acerca del bien vivir, de cómo vivir mejor con uno mismo y con los otros, del auto conocimiento, del conocimiento de la vida humana: difícil, peligrosa, frágil, vulnerable, finita, limitada, contingente, pero también alegre.

No es una asignatura más la Filosofía:  forma parte del espacio pedagógico propio de la formación de las personas, como actividad cognoscitiva que se pregunta por todo aquello que despierta nuestro asombro y admiración.

En este contexto de formación para la vida, la “asignatura” de Filosofía del último año del Liceo, la que acaba de cursar mi nieto mayor, podría ser el colofón de todo un periodo escolar: filosofar ayudándonos de una tradición de 25 siglos de filosofía occidental:

seguro que la mayor parte de nuestros jóvenes de 17 años entrarían con gusto a leer, pensar y criticar textos de Platón, Descartes, Spinoza, Hume, Kant, Nietzsche, Heidegger, Camus, Harendt, Foucault, Judith Butler…

¿Filosofía, sí? ¿Filosofía, no?

Filosofía siempre, porque es la única que enseña a no permitir que los demás piensen por nosotros.

24 de junio, sábado

Paisajes.-

Me deleito en lo que llamamos paisajes:  tierras, villas, arboles, montañas, ríos y cascadas, dunas marinas, helechos frondosos, desiertos, lluvia…

En contemplar paisajes en su soledad:

sin argumentos que surgen y progresan,

sin pasiones de personajes que por allí pasan,

sin encuentros dramáticos ni felices…

Paisajes, simplemente, escritos y descritos…,

Como:

el fecundo silencio de la Peña de Francia,

la majestad de las ruinas del Monasterio Cisterciense de la Granja de Moreruela,

el encantado pueblo de Albarracín colgado sobre el río Guadalaviar,

el lento y esporádico discurrir de la gente por la calle Baja de Mora de Rubielos por donde no pasa ni un solo coche,

la caída del sol visto desde el mirador de la Albufera,

o, simplemente, el mar diario de la Malva rosa desde donde el ruido de las olas alcanza el valor de lenguaje que llega hasta Homero y Virgilio…

paisajes todos ellos capaces de generar profundos sentimientos muy cercanos a la libertad y muy distantes de las realidades cifradas y datadas.

25 de junio, domingo

Despedida.-

Adiós a todos, con mi gratitud.

El 8 de septiembre volveré a estar aquí (rebus sic stantibus).

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.