21 de junio,
viernes
El árbol de la vida.-
Cada semana hemos traído la presencia de un árbol, como si quisiéramos rendir homenaje a todos los del planeta, a sus bosques, y a los que viven y habitan en las ciudades;
homenaje a los árboles que tanto nos facilitan la vida y a la vida del propio planeta.
Con los árboles quiero despedir esta etapa del Blog curso 2023-2024, con una metáfora para todos ellos,
la de El Árbol de la Vida,
o la metáfora de La Vida como un Árbol Frondoso
que da sombra a todo el que quiere arrimarse,
que reparte colores y contrastes a quienes se detienen a mirarlos,
que ofrece frutos y dones en función de lo que nos llama la atención, o nos conmueve, en los distintos momentos de la vida, o en las distintas estaciones del año.
A veces, oigo, o leo, que los árboles se pueden agotar. Nunca los va a agotar el disfrute, me digo, pero sí los puede agotar la motosierra, aquella que enseñaba hace meses el Presidente Javier Milei cuando hacía campaña para ser Presidente de Argentina.
Los árboles tiemblan ante la sola vista de la motosierra, que puede acabar en minutos con un árbol centenario.
Sé que todos los seres somos contingentes, pero los árboles me lo parecen menos. Estaban antes que nosotros en el planeta; y, seguramente, subsistirán más allá de nosotros.
Las cuatro personas que estuvimos en el comienzo de Skolé queremos despedir este curso con este elogio al Árbol de la vida, para seguir aprendiendo a dar frutos, y, antes, a crecer y madurar.
“Skolé”, así llamamos a este espacio hace años ya,
es decir, “escuela”,
sin techo,
ni paredes,
abierta,
como el lugar donde nos entrenamos a prestar atención a las cosas del mundo y a los demás, porque, sólo con atención, el mundo se manifiesta y se revela,
y sólo con atención nos podemos compadecer entre los prójimos.
Por esto, tendría que haber “escuela” toda la vida, como tiene que haber “casa”.
22 de junio,
sábado
La sombra de los árboles.-
Quizá el principal fruto de los árboles sea la sombra.
De esta sublime manera cantó Virgilio la sombra del árbol en la Égloga I:
Tityre, tu patulae recubans sub tegmine fagi
Silvestrem tenui Musam meditarias avena.
Nos patriae fines et dulcia linquimos arva;
Nos patriam fugimus. Tú, Tityre, lentus in umbra
Formosam resonare doces Amaryllida silvas.
Tendido al pie de tu haya de ancha sombra
tú, Títiro, en el leve caramillo
ensayas tus tonadas campesinas.
Nosotros, de la patria en los linderos,
adiós decimos a los dulces campos,
nosotros, de la patria fugitivos…
tú, tendido a la sombra, al eco enseñas,
oh Títiro, a que el bosque te repita:
¡Amarilis hermosa!…
23 de junio,
domingo
Hasta pronto.-
Me gustaría volver a estar aquí cuando llegue septiembre y el otoño vuelva a asomar con su luz y su templanza. Si puede ser, será. ¡Ojalá sea!