El País Semanal de 22/08/2021
Empiezo a leerlo por el final.
No está Javier Marías (siempre está de vacaciones en Agosto), pero sí, Javier Cercas, que escribe:
“Ni paternalismo, ni caza de brujas”,
artículo breve en el que aborda un tema largo y poco frecuentado por escritores y periodistas,
centrado en el paternalismo con el que muchos tratan los productos femeninos por el hecho de ser “femeninos”.
Cercas denuncia ese plus de aceptación y de aplauso como una discriminación de género, negativa siempre, porque atenta contra la igualdad básica de los seres humanos. Lo leo con atención y aprovecho para cargar energía que me haga capaz y diestro para defender lo mismo en mi vida cotidiana, tanto entre varones como entre mujeres. Con amabilidad y servicio, desde luego, como corresponde a toda crítica que aspira a destruir en tiempo y forma. Pues ningún movimiento, ninguna aspiración…crece y evoluciona “pura”, pero sí puede hacerlo librándose de impurezas. Y sin la prisa del que sabe que los Movimientos a favor de la Igualdad van para largo, aunque ya sepamos mucho de ello. Me repugna criticar los populismos y luego…ser populista de base, más en relación con las mujeres, pues las convierten en “amos” y a nosotros, en “perros de sus amas”. Si lo hacemos…, pocas sinergias renovadoras vamos a poder acumular. Quizá en alguna medida exista el apriorismo de que criticar lo que hacen las mujeres es criticar a las mujeres. Claro que en este tema, los hombres vamos sobraos de aprioris…, pues procedemos de las mil formas de superioridad masculina que han estado vigentes durante dos mil años y, ¡ay!, todavía sobrevive la idea de superioridad masculina en la cultura contemporánea.
Sigo hacia el principio de la Revista hasta que me encuentro con “Lo que Roma esconde”,
artículo que escribe Manuel Vilas,
que me recuerda poesías que leí en su poemario editado por Visor, “Roma”, aquella que tituló “Brindisi”, en cuyos versos se dirige a Virgilio de esta manera: “Pobre Virgilio, a dónde te fuiste a morir”. ¡Ay!, esta simple apariencia de afectuosa interlocución con un cercano tan lejano ya me llena de mariposas el alma. También me recuerda este artículo el arranque glorioso de “Alegría”:
“Todo aquello que amamos y perdimos…
acaba,
tarde o temprano,
convertido en alegría”.
Alegría - Manuel Vilas
Muy cerca encuentro “Conversaciones entre Fabiola Gianotti y Nuccio Ordine”.
Siempre que me sale al paso Nuccio Ordine me paro para que me insista sobre lo que ya sé, desde que leí su espléndido y duradero Manifiesto a favor de “La utilidad de lo inútil”, que tanto me afianza en lo brutal y desprogresivo que es el concepto burgués de utilidad.
Aquí Nuccio conversa con Fabiola Gianoti, de quien nada sé, salvo ahora que me entero que se trata de la Directora del CERN (Organización europea para la Investigación Nuclear), es decir, el mayor centro de investigación mundial sobre física de partículas y depositario del mayor túnel acelerador de partículas del planeta). Me demoro en la extensa conversación, tan oportuna, tan ilustrativa, tan útil por muy inútil que sea a inmediato plazo lo que trabaja el CERN. Demorarme…en la necesaria conversación que permanentemente debería haber entre cultura y ciencia, siempre impulsada por el viento favorable que se debe insuflar desde la Política.
Veo un trabajo sobre “Fernando Aramburu, el triunfo de un estoico”, que cita: “No estoy disponible para los partidos políticos. Sigo a lo mío, a lo que me gusta: leer, escribir y tocar los cojones”. Y me entero que acaba de editar “Vencejos”. No lo leo, no sigo a este autor, no porque lo haya rechazado sino, simplemente, porque leer libros es elegir los libros que quieres leer.
Finalmente, ya muy al principio de la revista, me entusiasmo con la página de Juan José Millás: “Ni idea de psicocalceta”:
breve como siempre;
traicionero como siempre, como si jugara a dos bandas o sirviera a dos amos al mismo tiempo;
bromista como siempre, como si bromear fuera tomarse unas breves vacaciones de cuanto oprimen a los sentidos;
desublimando, siempre desublimando, para que la verdadera emoción no quede camuflada en el propio foco de atención del sujeto. Para ello…Juanjo Millás habla…!del calcetín!
Con este lujazo de la columna de Millás he terminado el café de esta mañana de domingo en la terraza de NY y, además, estuve al lado de una mesa a donde llega un vecino de la finca que, a sus 92 años, todos los domingos sale con su andador a la calle para acercarse hasta aquí,
donde tiene su tertulia,
aunque llegar allí le cueste cuatro veces más que a mí, tampoco ando sobrado. Y me hago una pregunta, quizá insolente, quizá vacua: cómo exportar a los interiores de las residencias propósitos de tertulia como ésta que tanto aprecio y admiro.