Pues sí,
esta es una importante cuestión,
Individuos plurales como manera de estar políticamente…
No me parece redonda la afirmación de que somos seres-en-el mundo (Heidegger), parece más redondo decir que somos seres-en-el-mundo-con-otros (Arendt),
es decir,
individuos plurales: persistir en el ser y persistir en el ser con otros, egoísmo y solidaridad
Las dos cosas, pues, son tendencias humanas (enfrentadas): sin los otros no soy, sin cada uno nunca seremos nosotros: cada uno vigoriza al conjunto, el conjunto hace posible la existencia y el desarrollo de las personas.
Somos… juntos,
compartimos la existencia,
nos construimos como personas desde la vida en común,
y
construimos la vida en común siendo cada uno, siendo lo que somos, siendo lo que queremos llegar a ser que incluye desconfiar cordialmente de la tiranía narcisoide de este querer llegar a ser.
Es decir,
In-ter-de-pen-de-mos (perdón por los guiones, ¡me salen del alma!).
¿Y la independencia personal?
Lo que sé es que los humanos somos radicalmente dependientes, sin excepción,
y sé también que aspiramos, y admiramos, eso que hemos llamado la autonomía de los individuos y los derechos individuales.
Pues bien, me parece que la única manera de conquistar una cierta independencia individual es… practicando la in-ter-de-pen-den-cia,
el “somos juntos”,
desde la política,
que es el arte de estar los unos con los otros,
juntos los diversos,
los que viven en situaciones múltiples,
bajo condiciones distintas,
con intereses diferenciados, incluso “opuestos y enfrentados” (“inter esse”, es decir, estar entre),
desde la política, para que “las condiciones distintas” no condicionen negativamente las actividades de los individuos que nos van a permitir una vida digna, el cuidado propio como libertad que somos.
No podemos aguantar la crisis de la propia política, la pérdida de sentido de la política, pues… ¿!a quién beneficia la desafección ciudadana!? Los griegos llamaban idiota –idiotés- a aquellos ciudadanos de la polis que solo se ocupaban de los asuntos propios y pasaban de los públicos o políticos.
No queda más opción que reivindicar las posibilidades de la acción política en las sociedades actuales, hacer posible el dominio de lo político sobre lo económico.
Con otras palabras, tendremos que continuar con más intensidad en el proceso de pensamiento acerca de que
la política
es un valor en sí mismo,
cuya existencia y práctica no dependa de tantos temas menores que nos ocupan el día a día.
La política es valiosa por sí misma como expresión de la condición humana, de la pluralidad que somos individualmente considerados,
de que solo podemos realizar nuestra humanidad en relación con otros.
Un proceso de concienciación que se consigue ejercitando la inteligencia y queriendo,
con el aprendo a ver,
tomando como estímulo la necesidad de reconocer la propia responsabilidad colectiva en lo que está pasando como primer paso para mejorar-construir un futuro colectivo.
Digo Sí a individuos plurales,
no a la ideología del individualismo insolidario que provoca angustia con su visión deformada y deformante de la realidad.
Me adhiero a cuantos dicen Sí a individuos plurales porque somos lo que somos gracias a nuestras relaciones con otros,
y estas relaciones con otros constituye la “verdad” profunda de nuestra
deuda mutua,
que condena radicalmente el individualismo solitario e insolidario.