Textos Casuales

Nuestro Mundo no es un Mundo nuestro

Escribe Rilke en La Primera Elegía de Duino:

“¡Ay! Incluso las bestias, astutas, se percatan de que es torpe, inseguro, nuestro paso que yerra por un mundo interpretado”.

¿Nos hemos dado cuenta que “mundo e interpretación” son inseparables?

Sin sujetos interpretadores el mundo alcanzaría la realidad de “cosa”, pero no de “objeto”; por eso, en la misma Elegía Rilke dice, en expresión la más feliz, que: “las primaveras nos necesitan”.

Con sujetos…, el mundo se hace “objeto”.

Un mundo interpretado:

“mi interpretación”,

la mía,

la de todos,

la de los que nos precedieron,

la de los que serán: vivimos en un “mundo interpretado” y, por lo tanto, necesariamente significativo. 

Cuando nacemos la persona tiene que aprender el mundo en lo que es y en lo que significa, y durante su vida tendrá que luchar para cuidarlo y seguir resignificándolo; digo “luchar” porque lo tendrán que hacer a favor o en contra de los sistemas sociales vigentes, por lo tanto con capacidad para re-hacer o des-hacer el mundo.

¿Nos hemos dado cuenta que en este rehacer/deshacer “incluso las bestias se percatan de nuestra torpeza y de nuestra inseguridad?

Disimulamos,

disimulamos mucho,

pero es muy difícil engañarnos,

porque hasta las bestias nos ven con recelo en nuestro estar y trabajar en este mundo interpretado.

Yo añadiría: hasta las bestias de las que habla Rilke nos ven con un punto de ironía, al vernos tan aparentes en absolutos y tan incultos en finitud y contingencia,

tan ricos en individualismo (o en “egodeísmo”, como apuntaba Emilio) y tan pobres en pluralidad y universalidad (con ironía digo: quiero decir que los animales que cita Rilke dicen mucho menos de lo que piensan, ¡!ay si hablaran sin pudor!!).

Si tú, mujer, hombre, te sientes tan poseedor de La Verdad sobre el Mundo….te querrás imponer al mundo y querrás imponerlo en tu significación, en un delirio totalizador que olvida que interpretar el mundo es interpretar a cuantos antes y ahora lo interpretan (los totalitarismos no piensan que son una interpretación de la realidad o de la historia, son afirmativos para siempre en términos de seguridad y de imperio).

Si tú, hombre, mujer, te sientes soberano del mundo y de ti, no pensarás que tu pensamiento y sentir acerca del mundo es, solo,  una  interpretación,

y tendremos la tentación de sentiros con afanes de un progreso indefinido e ilimitado de un planeta-tierra inagotable;

y tendremos la tentación de intentar ejercer un absoluto control sobre el mundo y sobre sus personas, también.

Somos habitadores del mundo, no dominadores.

El mundo no es nuestro,

ni siquiera de todos los que existimos ahora,

es, también, de cuantos nos precedieron,

y de las generaciones venideras.

No nos podemos “apropiar” de lo que no es nuestro:  hasta podríamos acabar con él.

En “eso” estamos: vivimos con totalitarismos seniles, ignorantes, que aspiran a poder, esperemos que no puedan;

en “eso” estamos: hacemos una política vieja y obsoleta porque la vida se ha vuelto muy compleja y cursa muy veloz, y la política o ni intenta llegar o llega tarde frente a los automatismos financieros, y en el ínterin nos entretenemos en puerilismos, tertulianismos, corrupcionismos, identidadismos… incluso para que nos sirvan de distracción y disipación de las desigualdades extremas existentes.

Un mundo  interpretado de manera plural:

es nuestro mundo,

maravilloso mundo porque No Es Un Mundo Nuestro

sino,

más bien,

somos arrendatarios en un espacio de dependencia recíproca, 

un mundo del que no podemos abusar, 

ya hemos abusado en demasía a base de afirmar y practicar que el progreso puramente económico, burocrático y técnico es ilimitado e indefinido: No lo es.

La soberbia ante el futuro que pensamos como inagotable nos aplasta moralmente. 

Ojalá situaciones como la pandemia que vivimos nos hagan sentir la realidad y el mundo de otra manera,

para poder pensarla de otro modo

y definir otro tipo de actitudes frente a la manera de comunicarnos, de consumir, de amar, de desear, de apetecer, de solidarizar y de fraternizar con los demás en todos los ámbitos de convivencia, desde la localidad hasta la sociedad global.

Y definirnos nuevamente: más por cómo nos relacionamos que por lo que somos, pues verdaderamente somos en interdependencia de las relaciones que establecemos con los demás y con el mundo.

Porque nadie puede existir…sin el  mundo,

Aunque nos dolamos en el mundo,

Aunque el mundo se duela en nosotros.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.