Dietario Desde Mi Jardin

Dietario desde mi jardín - Tulipanes

25 de noviembre,

viernes

La vejez.-

Una persona me envía un whatsapp que dice:

“La vejez es terrible, insufrible, asquerosa…”.

Me llega como grito de auxilio de un náufrago.

¿Qué entender de una afirmación tan categórica y tan extrema?

“Terrible” debe querer decir miedo, expresión de amenaza…

“Insufrible” lo tomo por insoportable…

“Asquerosa” lo asocio con repugnancia…

¿Qué contestar?

Me parece que es verdad la vejez de quien me escribe,

no quiero ser maleducado con ella,

no quiero ni puedo fastidiarla con mis pensamientos,

ni a ella ni a quienes sienten como ella.

Me apunto a decir que la vejez de las personas es diversa,

no fue así la de Cicerón, ni la de Rita Levy-Montalcini, ni la de Marceline Desbordes por citar a personajes históricos,

ni es así la vejez de muchos a quienes conozco…

tampoco el miedo es como “su” miedo, pues bien sabemos que es en el miedo donde más ha inventado el ser humano hasta descubrir desde muy temprano el miedo sin amenaza;

no es una amenaza la vejez: es… nosotros mismos, nuestra vida incluye nuestra vejez.

La vida reclama aceptar todo lo que nos es propio, aceptar la finitud que somos.

Aun así…, casi todos podríamos suscribir que es humano, y lógico, decir que le vejez tiene mucho de “terrible, de insufrible, de asquerosa”, porque la vida tiene dos rostros, uno iluminado y otro lleno de oscuridad, me parece obvio que también la vejez los tenga.

Mientras, me lleno de preguntas acerca de en cuánto contribuimos cada uno a que la vejez sea como decimos que es, y cuánto también, a que sea como una bendición, que me permita proclamar (salir del armario): ni quiero ser joven ni parecerlo, ni voy a la Universidad para mantenerme más joven;

en cuánto contribuye la propia sociedad a que la vejez sea como dice la persona que me escribe, y cuánto como una suerte poder alcanzarla sin necesidad de enmascaramiento, lo que no pasaría de ser una estrategia anacrónica e inútil.

26 de noviembre,

sábado

Leo en La Vanguardia de hoy:

“Solo en lo que va de año, han muerto asesinadas 38 mujeres a manos de sus parejas o ex parejas”.

Y en TVE: son ya 38 las mujeres asesinadas en lo que va de año.

Qué pocos comunicadores toman en consideración que son 8 menos que en 2021,

o 17 menos que en 2019,

parece como si quisiéramos olvidar que, pese a que solo una asesinada ya es un número intolerable, el proceso de ir disminuyendo el número de víctimas es digno de noticia y el mejor estímulo para seguir mejorando en la bajada de esta macabra estadística.

No terminamos de creer en nuestra finitud, vivimos en una Divina Impaciencia Interesada, en la Utopía del Todo con Nada.

27 de noviembre,

domingo

Flores viajeras.-

Nunca las flores que, de manera tan enérgica, renunciaron al movimiento para alcanzar su ser, pudieron imaginar que serían cultivadas en campos extensos, recolectadas de manera masiva, y trasladadas, incluso en aviones, hasta llegar a un jarrón en el aparador de una casa de cualquier ciudad del mundo.

Ya no son las flores que se elevan pacientemente obedeciendo solo al impulso de la tierra, del sol y de la lluvia. Son flores que no crecen en el lugar ofrecido desde siempre, y lo hacen a impulsos de los mercaderes, de la mercadotecnia, de la agricultura especulativa, hasta el punto que la crisis de los tulipanes de 1637 arruinó a los Países Bajos con la primera burbuja financiera.

.

A pesar de eso…pienso en todas aquellas personas que sienten aliviada su vida cuando un mensajero les lleva un ramo de flores con una tarjeta que no ha escrito quien lo regala, sino la dueña de la tienda que lo vendió, aunque estas flores nunca hubieran tenido la oportunidad de nacer y brotar en un jardín.

28 de noviembre,

lunes

Marceline Desbordes.-

Vous ne rejetez pas la fleur qui n’est plus belle;

Ce crime de la terre au ciel est pardonné.

No rechaces la flor que dejó de ser bella; eso en la tierra es crimen, pero en el cielo no.

Son dos versos que forman parte de un poema que escribió Marceline Desbordes-Valmores, ya al final de su vida, en 1859,

y que yo me encuentro en “Biografía de una poetisa” que escribió Stefan Zweig, y que ahora edita en España “Vola”.

Antes, encontré a Marceline Desbordes en la mirada fascinada de Rilke sobre esta actriz y poeta, que él incluyó en una enumeración de mujeres, grandes enamoradas de la historia, y que las unía a todas haber perdido a sus amados y haber sido aminoradas, preteridas, olvidadas, desamadas. Lo hizo Rilke, en Los Cuadernos de Malte Laurids Brigge, hace ciento veintidós años.

Mujeres, todas ellas hermosas y poderosas intelectualmente,

todas ellas amantes y lamentadoras del amor, cuyas quejas han llegado hasta nosotros.

Solo añado hoy estos dos bellísimos versos con los que Marceline se despidió de la tierra:

Tous mes étonnements sont finis sur la terre,

tous mes adieux son faits, l´ âme est prète à jaillir.

Mis asombros cesaron todos sobre la tierra,

mis adioses ya hice, el alma lista está para partir.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.