Algo quiero decir sobre el año político 2019:
los discursos políticos se han parecido mucho, todos han sido muy militantes, muy “mili-tares”, muy pro domo sua, que es cualquier cosa menos a favor de la casa común que es la política,
y parciales, eligen lo que les conviene decir y no lo que debería decirse pero que no les cuadra decir, despreciando la variedad de hechos y de puntos de vista en función de una idea central que desean defender y pretenden transferir (puros erizos les llamaría Isaiah Berlin, y es que los erizos empiezan a invadir los Parlamentos), ” insisten en fundar la realidad de la que hablan en/con la expresión de “son hechos”, sin ser yo capaz de concebir hechos como algo “objetivo” que no tiene relación con los “sujetos” que los cuentan,
quieren obtener réditos en lo inmediato sin tener en cuenta el futuro y a costa de ese futuro frecuentemente, por eso resulta tan difícil acordar sobre el cambio climático o sobre la educación,
más que invertir en los ciudadanos pretenden que su discurso sea una inversión en ellos mismos,
suelen querer, en definitiva…vencer, no a palos pero sí con gritos e insultos (que son los palos de la razón, brutalidades verbales,) o con argumentos torpes (cargados de sofismas), trampas, ay, para los ciudadanos, pues somos molestias y, en forma de red de indignados, una perturbación.
Quiero, además, formular dos deseos para este nuevo año de 2020:
El primero que, por fin, el Congreso de los Diputados sea capaz de investir a un Gobierno.
El segundo, que el Gobierno investido abra un camino más ancho para la política, para “lo común”.
Lo político como la gestión de “lo común”,
en el seno de “comunidades” impropias o desprovistas de propiedades identitarias que sacrifican Lo Otro a favor de Lo Mío y, por lo tanto, abandonan el terreno de lo común.
Cuando escribo esta entrada, 8 de enero por la tarde, ya sabemos que el primer deseo se ha cumplido.
También sabemos de lo muy lejos que ha quedado el segundo de los deseos por lo que hemos visto en el hemiciclo: parece que el camino de la política democrática y justa se estrecha, se crispa, se extrema, se barbariza.
Pero también me parece que lo que hemos visto en la sesión de investidura abre una puerta de oportunidad
para que el Gobierno investido
salga de esta experiencia inédita de un Gobierno de Coalición “de otra manera”,
y haga política ensayando “otros caminos”,
y pueda alzarse como un Gobierno capaz de ensanchar el camino,
civilizar la política,
contribuir de manera significativa a que llegue un tiempo en el que dejen de oírse las brutalidades verbales que se han televisado para todos aquellos que les votaron.
La sombra de la Dictadura es alargada, y, aunque tenemos una Constitución plenamente democrática (eso es “relativamente” fácil), la democracia todavía no ha anidado en el corazón de muchos españoles, ¡!y cuánto lo hemos notado, y sufrido, en estos días de la investidura!!
La democracia es vida política en común, en la comunidad de “los cualquiera”.
Los “cualquiera” son Los Otros, cualesquiera que ellos sean, los “indivíduos plurales” en términos de Arendt.
Es convivencia de singularidades,
cada una de las cuales vale por serlo,
por ser “unos cualquiera”.
Lo común es aquello que empieza cuando lo propio de cada uno termina.
Ojalá la política ofrezca motivos bastantes para que “las redes de indignados puedan mutarse en redes de esperanzados”(Manuel Castells).
Y ojalá la práctica política parlamentaria se adecente, pero… me temo que en esta legislatura esperanzada que empieza puede empeorar, porque la derecha en España no ha aprendido a cooperar con quien Gobierna, ya que, piensan, que solo ellos están legitimados para hacerlo y, por lo tanto, tienden a calificar de ilegítimo el Gobierno que ha resultado de una mayoría parlamentaria en la sesión de esta mañana: ya han empezado a hacerlo, lo van a repetir en la legislatura que comienza intentando colonizar los espíritus.
Sí: son la sombra alargada de la dictadura. Pero, también, son la expresión del aumento de los extremismos en las dos últimas décadas en el panorama europeo con su mayor impacto en el debate público general a través de las redes sociales.