Primera Etapa

Onfalitas

Llamamos “onfalitas” a quienes dedican tiempo y devoción a la contemplación de su propio ombligo (Omfaló, en griego).

Estos feligreses tienen su origen en ciertas sectas religiosas de la antigüedad en las que los practicantes pasan horas, y días, con la mirada fija y concentrada en su propio ombligo, esperando alcanzar perfección y conocimiento supremo en la arrobada observación de esa especie de centro de la superficie corporal que convierten en centro del cosmos.

Esta práctica aplicada a los partidos políticos podemos llamarla “onfaloscopia partidista” (omfaló y scopeo, mirar a través del ombligo).

Integran esta práctica quienes, en vez de ejercer la política buscando, solo, el bien común,

la ejercen ensimismados en el bien propio,

de manera que, aunque miran a la gente, no la ven de tan absortos que están en una ceremonia de atolondrado narcisismo.

Me voy a referir, en particular, a esta derecha que ha gobernado,

a la de Manuel Fraga y Alianza Popular, la de Aznar y Rajoy.

A la de Pablo Casado, líder adolescente que va por el escenario como un zombi (perdón),

que se mueve a impulsos que le llegan,

sin capacidad para detenerse y materializar una opción propia.

Sobreactúa sin capacidad de hacer oposición más allá de una oposición inoperante, insolvente, radicalizada, estéril, de excesos verbales, crispadora, desquiciada.

Onfalitas les quiero llamar a esta derecha extraeuropea que tenemos en España.

Y de ella quiero decir que miran, pero no ven.

No ven porque el único espacio iluminado que alcanzan es el que rodea su ombligo, que linda con un espacio extenso de oscuridad.

Miran y solo ven su ombligo, ni siquiera toman en consideración  los destrozos que les está haciendo su socio, Vox, en los Gobiernos autonómicos con quienes hacen coalición.

Miran, pero no ven…y hablan, pero no dicen,

porque no tienen aspiración de verdad y solo muestran devoción y arrobo por sus propios ídolos: esquemas, tácticas, intereses, ocurrencias, enamorados como están de las piruetas verbales y mentales alrededor de su propio ombligo.

Así las cosas, me preguntó por qué una parte importante de la derecha política de este país tiende a escaparse del espacio propio de la política que es gobierno de todos para todos, y se atrincheran cuando no son elegidos para gobernar, no en la oposición responsable que es un espacio político estupendo para el servicio a los ciudadanos, sino en el bloqueo para que nadie pueda gobernar.

Bloqueo, bloqueo, bloqueo.

Incluso en la renovación de órganos constitucionales como el Consejo General del Poder Judicial, que lleva prorrogado año y pico, y siguen diciendo que no van a participar en la renovación si previamente no se cambia el sistema establecido en la actualidad, todo porque no quieren perder la mayoría conservadora en el Consejo y porque no aceptan la nueva mayoría que ha surgido de las urnas el pasado diez de noviembre.

Escapan de la política solvente…. pero sin dejar la política, ¡esta es nuestra desgracia! Escapan y se quedan para apropiarsela.

¿A dónde escapan?

Al espacio de su propio ombligo, como un disciplinado ejército de onfalitas.

Esta actitud de fuga por parte de la derecha del Partido Popular me recuerda al “conmigo que no cuenten”, que de manera tan brillante desarrolló el cuento de Herman Melville “Bartleby el escribiente”, quien, cuando el jefe de la oficina le encarga ciertas tareas, responde escuetamente: “Preferiría no hacerlo”.

Y no lo hacen.

No dejan gobernar, desde la firmeza de Bartleby pero sin la fineza de Bartleby, más bien desde la crispación y el tribalismo del grupo. Cualquier acción u omisión del Gobierno lo convierten en “de extrema gravedad”, ellos, los cuidadores de la salud de la política (imaginemos que esa misma reacción la tuvieran los médicos, los cuidadores de la salud de los individuos).

Escapan de hacer política desde la oposición responsable porque, piensan, que la oposición irresponsable es un acceso más rápido y directo para conquistar el Gobierno y entonces, sí, pedir lealtad y compromiso a la oposición (se sienten los dueños del cortijo).

Es un comportamiento muy arriesgado. “Ciudadanos”, en meses, ha perdido 47 escaños y tres millones de votos. Debería tomar nota el Partido Popular. La democracia significa: Gobierno, Oposición y Alternancia: en eso consiste hacer Política.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.